martes, 1 de mayo de 2012

La protesta contra los peajes

La protesta contra los peajes

La protesta contra los peajes de las autopistas en Cataluña ha ido cogiendo vuelo en muy pocos días y hoy hay una convocatoria en diferentes puntos de las vías de pago que ha generado una cierta controversia previa por los grandes dudas legales existentes sobre si esta insumisión cívica es o no punible.
La protesta es una gota más que va llenando el vaso de la indignación cada vez más general acumulada en los últimos meses por la ciudadanía catalana, que se ve discriminada en varios frentes respecto a otros territorios del Estado español.

La protesta muestra una reclamación absolutamente legítima, pero habrá que ver si, más allá de actuar como válvula de escape del malestar colectivo, tendrá alguna repercusión práctica.
De entrada, la protesta que se hace contra las concesionarias de las autopistas y vías de pago no tiene ninguna incidencia sobre el auténtico responsable de la discriminación, que es el Estado español.
Los peajes, por sí mismos, no son fórmulas negativas para gestionar la movilidad de un país.
Lo que es discriminatorio es tener más, sin alternativas gratuitas y en una proporción escandalosamente injusta y penalizadora.

Tras la protesta de hoy, tenga el éxito que tenga, habrá que extraer las conclusiones oportunas para encontrar una solución al agravio comparativo que soportan los catalanes.
Y la solución, como tantas otras en este país, es la de obtener el control directo y exclusivo de la planificación de las infraestructuras.
Los peajes que tengamos que pagar los catalanes deben ser los que necesitamos realmente.
Y para garantizar nuestra movilidad, no la de redes lejanas e insostenibles.

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